viernes, 16 de diciembre de 2011

¿Quién le compra las tortillas a Peña Nieto?

Enrique Peña Nieto asegura que él no es la señora de la casa para conocer el precio del kilo de tortillas. Enseguida, para amortiguar el dislate precisa que se refería únicamente a lo que sucede en su hogar. En un sencillo silogismo, concluiríamos entonces que quien compra ese producto básico es su esposa, Angélica Rivera.

No es porque uno sea malicioso, pero dudamos que la famosa ‘Gaviota’ se apersone en las filas de tortillerías, recauderías y demás para conseguir los manjares que pone en su mesa con sus 900 pesos de presupuesto mensual. A menos, claro, que se trate de una telenovela.

Para desgracia de Peña Nieto, sus frases lo hacen quedar como el cohetero, una vez salidas de su boca con nadie queda bien. Imagínense que recule y diga que tampoco se refería a la señora Rivera, en caso de que se nos ocurra preguntarle a ella si al comprar tortillas lleva servilleta, pide papel o se lleva la masa para hacerlas a mano.

Entonces, como criticones que somos diríamos: ¡Ah, no es la señora de la casa!, lo cual derivaría en una bronca (para él, por supuesto) ya no con quien se mofa de sus dichos, sino con la dueña de sus quincenas (y si gana en 2012, quizás también de las nuestras).

El problema del ex gobernador es que nadie le ha dicho que existe la posibilidad de decir ‘no sé’, o mejor aún, quedarse callado. Pero como sufre de protagonismo compulsivo, no puede ver un flash o un micrófono sin que al más puro estilo del caballo Arabela se detenga a posar para un final de fotografía. Y si sigue así, también perderá la carrera.

Ahora acusa que se trata de un estrategia por parte de la oposición para hacerlo quedar mal. Debemos recordarle que para eso no le está haciendo falta ayuda. Ya nada más falta que diga que esto es un compló. Por lo pronto, el gran misterio para estas campañas seguirá siendo ¿quién le compra las tortillas a Peña Nieto y se queda con el cambio? Si alguien lo sabe avísele, para que le diga el precio. Aunque lo más seguro es que ni estén en su dieta, pues sospechamos, como Cantinflas, que come puro pan francés.


Foto: Cuartoscuro
El mejor negocio del mundo


Si alguno de ustedes vende algo y está en busca de clientes, no hay nadie mejor que la delegada de Iztapalapa, Clara Brugada. No importan los precios, ella los hace cuadrar a la perfección aunque sean totalmente disparatados. Resulta que, según su informe de gobierno, en 2010 su demarcación compró 21 patrullas por la módica cantidad de 21.7 millones de pesos. Es decir, de a millón y un poco más por unidad. Sin embargo, a la usanza de ‘Aritmética Indígena’ de B. Traven, asegura que sólo fueron 10 millones y el resto fue para la compra de seguros y mantenimiento, o lo que es lo mismo, sale más caro mantener un carro que comprarlo, tan sólo en su primer año. Nada más por pura curiosidad, nos pusimos a comparar precios y comprobamos que una camioneta que ella pagó en 510 mil pesos tiene un precio de lista de 419 mil. No cabe duda que por algo peleó con uñas y dientes la delegación a 'Juanito'. Si ella no pedía que le dieran, sino que la pusieran donde hubiera, que el resto era trabajo suyo. Y vaya que lo está haciendo muy bien.


Foto: El Universal
El góber incómodo del momento


Ángel Águirre, gobernador de Guerrero, es el político del que nadie quiere reconocer su paternidad ahora que está metido en el fango por la muerte de dos normalistas que bloquearon la Autopista del Sol. Si le hicieran una prueba de ADN, se encontrarían genes priistas combinados con perredistas. Pero esos padres ahora prefieren desconocerlo luego de crear su Frankestein. Para quien no lo recuerde, Aguirre Rivero, el mismo que tiene a media familia en la nómina de su gobierno, militaba en el PRI, pero fue el PRD el que lo llevó a la gubernatura. Habrá que decirle a los del Sol Azteca que no se hagan y recojan su tiradero, porque en todos estos eventos se han hecho de la vista gorda, como una madre que finge demencia ante las ventanas rotas que dejó su hijo. Ni siquiera Marcelo Ebrard, que cada domingo estaba ahí para apoyarlo en campaña ha dado la cara. Y todo porque el góber pidió que “le limpiaran la carretera”… y se la limpiaron, pero con el viejo método echeverrista, echando a los 'Halcones' por delante para luego decir que fueron sujetos vestidos de civil que vayan ustedes a saber quién les daba órdenes. Hay quien dice que regresamos a la época de los 70. Yo más bien pienso que no nos habíamos dado cuenta que en Guerrero llevan unas décadas de atraso y apenas van en 1971. En unos 29 años llegará un Zorro inglés a contarles cuentos.


Imgen tomada de Twitter
El candidato perfecto


Por ahí anda en campaña un personaje bonachón inspirado en el Dr. Simi llamado Navarretín, un clon de Carlos Navarrete, aspirante a gobernar el DF, pero hecho botarga. Se supone que es una estrategia por parte del perredista para ganar adeptos, pero creo que el tiro le saldrá por la culata. Y es que Navarretín es más simpatico y cuenta con mayor credibilidad. En una de esas, hasta le anda quitando la oportunidad a su mentor. Cómo estarán las cosas que una botarga da más confianza. ¿No podrían seguir ese ejemplo los demás partidos? Existen muchas similitudes con los politicos de carne y hueso, pero también conlleva ciertas ventajas: tienen manos enormes e inútiles, como los reales, pero su poca movilidad les impide robar (o escaparse a gran velocidad); soportan golpes de chicos y grandes y no andan de chillones acusando ‘guerra sucia’; no gastan en ropa, pues su look siempre es el mismo; y lo mejor, es que son manejados por alguien, pero nunca esconden su naturaleza. Dejemos de perder el tiempo con el tema de los candidatos ciudadanos, los candidatos-botarga son la mejor opción.


Foto: Cuartoscuro
Todo se lo debo a mi manager


Hubo cambios en el gabinete del Presidente Calderón y todos lloramos a moco tendido. Unos de alegría, porque por fin se fue Javier Lozano, el Noroñas del gobierno federal, pero otros de pura emoción cuando Roberto Gil le dedicó unas palabras a su ex jefe. Al ritmo de Topo Gigio, le dijo frente a las cámaras que ‘de grande quería ser cómo él’. ¿Y quién lo puede culpar? En el PAN no hay mucho de donde escoger como un ideal a seguir. Ni modo que escogiera a Ernesto Cordero, para eso tendría que hacer milagros con 6,000 pesos; ni qué decir de Santiago Creel, cuyo brillo anda perdido desde que cortó su barba; y por Josefina Vázquez Mota no puede optar, no le vayan a decir que es ‘débil de carácter’. No, si Roberto Gil no da paso sin huarache al reconocer que todo se lo debe a su manager. El Presidente tal vez perdió un secretario particular, pero ganó un magnífico barbero. Y no saben lo invaluable que resultan cuando todo mundo te golpea.
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